Senos, bubis, pechos o como quieras llamarles, si aún te estás desarrollado, puede que su tamaño te preocupe. Aquí te contamos lo que debes saber.

Sabemos que a esta edad comienza una secreta obsesión con el tamaño de los senos, poco a poco le empezamos a dar más importancia a cómo llenar el escote de tu vestido favorito y a fijarnos más en a quién de tus amigas ya le compraron su primer brassier… ¡Es lo más normal del mundo!

Comencemos a explicar qué son los senos y cuáles son sus funciones en la vida de una mujer:

Los senos, bubis, pechos o como tú los conozcas están compuestos de lóbulos y conductos conformados por una combinación de grasa, ligamentos y tejido conectivo, en el centro de cada seno se encuentra un anillo de piel de un color distinto llamado “areola”, el cual rodea una protuberancia llamada “pezón”, cuya función principal es la de llevar leche durante la lactancia materna.

Los pechos normalmente comienzan a crecer durante la pubertad (entre los 8 y los 13 años), pero es importante que recuerdes que todas las niñas tenemos tiempos y ritmos de desarrollo muy distintos, mientras que a tu prima le pueden crecer los senos muy rápidamente a ti quizás te tarden un poco más en aparecer, pero esto es sólo una etapa, mira, te explicamos. La primera etapa del crecimiento de los senos comienza durante el inicio de la pubertad, cuando los ovarios se agrandan y el estrógeno (una hormona femenina importante) comienza a circular por el cuerpo, esto es una parte normal del proceso de crecimiento pero la forma y medida de los senos vienen de todas las clases…¡Todos son normales y bonitos!

Estos continúan creciendo durante la adolescencia e incluso después de los veinte años  pero no hay ninguna crema o píldora mágica que acelere su proceso, de hecho, su tamaño está casi siempre determinado principalmente por la herencia y por el peso de la niña. Por ejemplo, si tu mamá tiene senos grandes o pequeños es casi seguro que los tuyos tengan un tamaño similar, o si tu cuerpo es más voluminoso tienes más probabilidades de tener senos más grandes, así que no preocupes por ello, tus senos pueden aún seguir creciendo.

Razones por las cuales el crecimiento de tus senos se pueda detener:

La genética: Como ya lo mencionamos anteriormente, los genes familiares son un gran responsable del tamaño que vayan a alcanzar tus senos.

Tus niveles de estrógeno: Recordemos que el estrógeno es la hormona femenina que se encarga de poner a trabajar a tu cuerpo y poner a tus curvas femeninas  en su lugar, pero en ocasiones la concentración de estrógeno es menor en el cuerpo, lo que ocasiona que tu cuerpo se desarrolle más lento.

Falta de tejido graso: ¿Te acuerdas que te contamos que el busto está conformado por tejido adiposo (grasa)? Pues si tu complexión es delgada es probable que tus senos sean pequeños debido a la falta de tejido graso de tu cuerpo.

Desequilibrio hormonal: Esta enfermedad afecta a un pequeño porcentaje de mujeres y es causada cuando el estrógeno y la progesterona (otra hormona femenina importante) sufren alguna alteración y sus niveles aumentan o disminuyen drásticamente, ocasionando que el ritmo del crecimiento de tus senos cambie.

Estrés: Estar sometida a mucho estrés también puede afectar a la larga a tu organismo, y por consecuencia influir en el desarrollo de tus senos y cuerpo en general.

Lo más importante de todo es que no te angusties, todos los cuerpos son distintos y el tuyo tiene sus propios tiempos, te aseguramos que el día menos pensado ahí estarán. Y si por el contrario tus senos son pequeños, ¡ámalos tal y como son!

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